
¿Se han dado cuenta de lo ridículo que resulta toda esta situación a la que estamos sometidos los agricultores?. Les voy a contar una absurda historia, en la que contratas a un trabajador para que te ayude en tu finca y te pida 50 euros por su trabajo diario.
Mientras, el mismo trabajador te va convenciendo a lo largo del tiempo, para que mientras él puede hacer cuentas con su ganancias, lo que tú percibas no te alcance ni para comer, ni para casi pagar tu autónomo.

Pero, y continuando con nuestra absurda historia, compañeros de fatiga en el campo y hartos de tanto absurdo, llevan a cabo una especie de revolución espontánea, secundada por todos los agricultores de este país, gracias a la cual consiguen presionar al actual gobierno y logran que por lo menos, ganes lo mismo que el susodicho ayudante de faena en el campo, para que puedas seguir adelante con el cultivo que de momento le está dando trabajo a él, y también para que puedas sostener a tu familia.
Pero para caer aún más en el absurdo de esta historia, tu propio trabajador interpela una demanda para que sigas sometido a tus precarios ingresos, en un intento por desvaner la posibilidad de que el agricultor pueda llevar una vida digna.

Algo así, pero más descarado y vergonzoso aún si cabe, es lo que viene sucediéndole a los agricultores del plátano de Canarias, donde una parte considerable está totalmente de acuerdo con lo establecido por el gobierno, que prohíbe la venta a pérdidas en la cadena alimentaria y las “ofertas engañosas” en los supermercados, con el Real Decreto aprobado el 25 de febrero del 2020, y firmado por el Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas Puchades.
A pesar de los claros beneficios para los agricultores de la entrada en vigor de esta legislación, otra pequeña parte prefiere seguir sometidos al control inexpugnable de sus tiránicos supuestos mandatarios.

Asprocan, (Asociación de Productores Plataneros Canarios), no se conforma con empezar con esta guerra fría, totalmente desleal y en contra de sus propios productores plataneros, quedando estos exentos de poder percibir un precio digno para poder seguir en la brega.
Y así, al más puro estilo de los perversos villanos del panorama cinematográfico, comienza una captación de cooperativistas por el territorio español, con el objetivo de que compartan su diabólico plan y dejar a los agricultores fuera de la posibilidad de cobrar por encima de costes de producción. ¿Quién lo diría?, ¿Quién diría a los agricultores que iban a ser sus propios directivos los que les atacaran?.
¡Ahhhh, espera…! ¿no fueron ellos, los propios cosecheros, los que les dieron su puesto de trabajo en su día, para defendieran y para que lograran que sus cooperativas fueran rentables?
Creo que no puede ser más surrealista la actitud de las cooperativas
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